Había un chico que se llamaba Juan. Juan era un conductor muy bueno. Manejaba cuidadosamente y todos respecto la velocidad máxima. Un día Juan quería un viaje en coche relajante. El se subió en su Honda y puso el cinturón de seguridad y prendió el coche. El manejó por diez horas y pasó muchos caballos y perros y personas el aun paso un carnaval. El estaba manejando más despacio que una tortuga cuando pasó un chocolate tienda. La tienda olía muy bien y Juan no vio la señal de tránsito dicen “Para.” Un camión muy grande se chocó de el coche de Juan. Juan no pudo respirar pero trató llamar un policía. Se hacia muy largo porque Juan le dolió mucho. En su cabeza, se dice, “Apúrate!” pero los paramédicos no respondieron más rápido y Juan quedó inconsciente. Los paramédicos llegaron pero el hospital quedó lejos de la accidente y Juan murió.
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